viernes, 23 de julio de 2010

LA OSTEOPATÍA

El concepto osteopático reposa sobre los tres grandes principios de la Osteopatía: la unidad del cuerpo, la capacidad de autorregulación y la relación mutua de la estructura y función. Para trabajar osteopáticamente debemos practicar verdaderamente estos conceptos básicos.

Uno de los obstáculos mas grandes con los que nos enfrentamos es la disociación, la escisión de las partes con respecto al todo, tanto en el estudio de la anatomía como en la concepción del ser humano. Si bien para comprender, para abordar cualquier tema, sea el estudio de la anatomía, o la fisiología o un problema de comportamiento, primero vamos a particularizar, a dividir para comenzar a comprender, luego debemos unir, enlazar las partes que funcionan en una interacción.

"El público podía llegar a aceptar el uso de las manos para reducir una dislocación. Pero cuando una y otra vez él hablaba de curar infecciones a través de la manipulación y no mediante medicamentos, el público y aún muchos de sus pacientes dudan de su salud mental"1

Aún el público actualmente duda de nuestra salud mental cuando explicamos los conceptos osteopáticos mas sutiles, y nos resistimos a que la Osteopatía se recorte y limite a ser" huesería".

Nosotros abordamos nuestra terapéutica a través de la estructura. Decimos, el sistema terapéutico destaca la necesidad de que en el cuerpo humano haya un orden que comandará, influenciará, modificará la función. Invariablemente el orden apropiado que pueda lograr esa estructura, economizará más energía que el desorden.

La comprensión de esa estructura depende de una aguda percepción. El organismo tiene pautas visibles en su forma que tenemos que aprender a ver, "con un ojo mecánico detrás de cada movimiento o esfuerzo destinado a reajustar cualquier parte del cuerpo a su normalidad" 2. Y aprender que elementos subyacentes están siendo influenciados con esas pautas ordenadas o en disfunción (desorden).

Estudiamos anatomía y fisiología, luego en nuestro trabajo ejercemos la visualización dentro del tegumento, visualizamos esa anatomía normal, para detectar cualquier anormalidad primero, y también con esta presencia de la normalidad, enviamos este patrón de normalidad a los tejidos que están siendo tratados.

La presencia del osteópata, es la capacidad de estar en nuestro tratamiento calmos, anulando nuestras inquietudes, estando a disposición para poder ser el fulcrum de esa persona, y que sus tejidos puedan reorganizarse hacia su normalidad.

El arte de la Osteopatía está en la capacidad de diagnosticar la causa de una disfunción que expresa el organismo y que bien puede estar localizada lejos del lugar de esa manifestación, lo que llamamos: salir a cazar la lesión.

Esta característica nos muestra una compleja e imprescindible combinación en la programación osteopática, por un lado un espíritu de caza, buscador y simultáneamente lograr una actitud silenciosa y calmada, como si pudiéramos caminar sobre papel de arroz y no romperlo, con suavidad y respeto, tratamos de tornarnos casi invisibles, siendo parte de la escenografía en la que se puede expresar ese ser, tornarnos tan neutros como para que el otro se olvide de que estamos. Entonces, la estructura y función del otro, nos comunicará la forma en que podemos colaborar, la dirección, la intensidad, la duración de nuestra intervención.

"Permitan que la función fisiológica interna manifieste su propia y certera potencia en vez de aplicar una fuerza ciega desde el exterior" 3

Una especial particularidad de la programación osteopática es la estimulación a utilizar nuestros dos hemisferios cerebrales. Mientras nos convertimos en eternos estudiantes racionales de la anatomía y fisiología, informándonos sobre las características de las patologías también, nos apoyamos por lo tanto en nuestro hemisferio izquierdo. Sincrónicamente, debemos procurar una afilada percepción: abrir nuestros ojos y oídos internos para permitir que la información del ser que estamos tratando nos penetre para saber, tornarnos unos meditadores durante nuestras sesiones de trabajo. Una impresionante dialéctica entre los extremos del conocimiento.

Nuestra función consiste en despertar dentro del paciente la capacidad de autocuración

1) A.T.Still - Autobiographie Editions Sully
2) A.T.Still – La Filosofía y los Principios Mecánicos de la Osteopatía. Hudson-Kimberley Pub. 1902 pag.11
3) W.G. Sutherland – Enseñanzas de Osteopatía – Traducción libre al castellano.

María José Garay. D.O. (año 2002)

viernes, 15 de mayo de 2009

Que es Osteopatía



OSTEOPATÍA

Alberto Ricardo Laporte DO

En Ciudad Evita, La Matanza, Pcia. de Buenos Aires.

El Jume 2959

Tel./Fax: 54 011 4487 – 0380


Celular: 011 15 6045 2959

email:  osteolaporte@gmail.com


Formación del Osteópata


En nuestro país, la República Argentina, la carrera demanda entre 7 a 9 años de duración. Para médicos y otros profesionales de la salud se le acreditan materias cursadas quedando 2530 horas cátedras divididas en 5 años.
Con títulos secundarios cursan 4700 horas cátedras divididas en 5 años. Las 2170 agregadas corresponden a las materias del ciclo básico de las carreras de medicina comunes a todas las facultades universitarias, como ser anatomía, bioquímica, fisiología, embriología, histología, parasitología, biofísica, patología, fisiopatología, psicología médica, biomecánica, farmacología, y radiología.
Prácticas y residencia: 700 horas de clínica externa donde 340 deben ser después del 5to. Año. Los exámenes finales y defensa de tesis ante jurado internacional se rinden después de haber acreditado el total de horas en Clínica Externa.
Los programas de estudios son similares a los canadienses, franceses, ingleses, y otros países. Cada año se realizan Seminarios de actualización y Simposios Internacionales.



OSTEOPATÍA


El origen de las manipulaciones de la columna vertebral, de las articulaciones, de los miembros y de los órganos se pierde en la noche de los tiempos. Anaxágoras, filósofo griego, decía del hombre que es inteligente porque tiene una mano. Evidentemente, esta mano siempre fue utilizada para curar.

Seguramente, la antigüedad conoció métodos codificados y probablemente bastante evolucionados. Las piedras grabadas del pueblo de Ica, en Perú, muestran técnicas muy evolucionadas en operaciones de transplante, hace varios milenios. Es imposible que esos profesionales no hayan tenido técnicas manipulatorias muy finas. Desgraciadamente, no tenemos huellas de aquello. Los egipcios tuvieron un conocimiento profundo de técnicas manuales, según consta en varios grabados. Hipócrates describió un tratamiento del lumbago por terapia manual. Ese tipo de terapia era común en la Roma antigua y Galeno, en el siglo II de nuestra era, médico de los gladiadores en Pergamo, cuenta cómo él curó a un escritor de una neuralgia cérvico-braquial. Más adelante, la medicina árabe hizo hincapié en las manipulaciones, y el célebre Avicena (siglo XI) redactó un tratado especializado.

Sin embargo, hubo que esperar hasta finales del siglo XIX para que estos conocimientos y prácticas intuitivos tomaran cuerpo en una teoría y un método de curación para muchas formas del sufrimiento humano.

Asumió esta tarea el médico norteamericano Andrew Still (1828-1917), que ejercía su profesión en Kansas atendiendo a indios y gente humilde.

Entonces intuyó que en el mismo cuerpo se encontraban los principios de curación. Si no se movilizaban era porque algo lo impedía. Volvió a estudiar más profundamente la anatomía y la fisiología y tuvo su intuición genial, según la cual, la estructura gobierna la función" y "el movimiento es la vida". En sus memorias, Still cuenta cómo curó a un chico de ocho años, que padecía una disentería hemorrágica, movilizando sus vértebras lumbares. Desarrolló su método y en 1892 creó, en Kirksville (Missouri), la primera facultad de osteopatía: The American School of Osteopathy. La denominación osteopatía proviene del griego y significa "enfermedad del hueso" y también "que” viene de adentro por los tejidos?. La lesión es una pérdida o restricción de movilidad. En la realidad, esta movilidad concierne tanto a los tejidos blandos y a los órganos como a los huesos, pero se conservó la denominación primitiva.

La osteopatía que creó, practicó y enseño Andrew Still en los EE.UU., contempla al hombre en su totalidad apoyándose sobre conocimientos amplios, investigaciones personales originales e intuiciones de visionario. Su mejor seguidor y continuador, el norteamericano William Garner Sutheriand, también intuyó, estudió largamente, innovó: su concepto craneal enriqueció la osteopatía y le dio su envergadura actual de medicina holística, medicina del individuo uno y entero en sus dimensiones físicas, psicológicas y mentales.

Entre las intuiciones de Still y de Sutherland, numerosas fueron confirmadas por los científicos a lo largo de este siglo. Por ejemplo: la importancia de los linfáticos, la continuidad de todos los líquidos del cuerpo, el rol del líquido cefalorraquídeo y de las estructuras craneales en ciertas enfermedades mentales. El principio de la autodefensa y de la autocuración del cuerpo, credo absoluto de la osteopatía naciente, fue analizado merced a la homeostasis, la inmunología y los fenómenos de regulación post feed-back.

Lamentablemente la unidad de las estructuras, que no es un secreto, es generalmente ignorada en la mayoría de las terapias.


EL CONCEPTO OSTEÓPATICO


Las estructuras del cuerpo determinan su forma, sus posiciones y sus movimientos.

Son formadas por lo que se llama, en un sentido amplio, los tejidos conjuntivos, oriundos de una misma matriz embrionaria y compuestos (menos los músculos) de las mismas fibras colágenas, elásticas y reticuladas, en proporciones diferentes en una misma sustancia gelatinosa.

Las proporciones determinan la función de los tejidos conjuntivos. Son, con los músculos y sus tendones, los ligamentos de las articulaciones, los cartílagos y los huesos, las meninges craneales y sus prolongaciones.

También son desconocidas (no para la osteopatía), las grandes hojas que compartimentan los músculos y los grupos de músculos, que tapizan las vísceras, que forman vainas para los canales sanguíneos y linfáticos y las vías nerviosas, Este tejido desconocido se llama fascia. Así, del más duro al más blando, del más elástico al más fibroso, el tejido conjuntivo forma la continuidad de las estructuras para moverse y vivir.

Una articulación cuyo movimiento está bloqueado o disminuido influye sobre todo el tejido conjuntivo en continuidad. Músculos y fascias son solicitados; otras articulaciones están entrenadas en un juego falseado y se instala el fenómeno patológico.

Dicho de otro modo, y tal como lo explica Stephen Pirie, la estructura y las funciones del cuerpo humano son completamente interdependientes: si la estructura queda alterada o deformada, sus funciones se alteran inmediatamente. Y las alteraciones funcionales fundamentales provocan, tarde o temprano, una alteración estructural. Desde esta perspectiva la enfermedad puede considerarse como una degeneración, ya sea de una función o de la estructura del cuerpo.

Se ha demostrado ampliamente que donde existen problemas espinales tienen lugar ciertas transformaciones bioquímicas que pueden interferir en la transmisión nerviosa normal, lo que a su vez puede tener un profundo efecto no sólo en los músculos y esqueleto, sino también en el aparato circulatorio y demás órganos del cuerpo. De allí que la osteopatía no se ocupe solamente de la columna vertebral sino de todo el cuerpo. En numerosos casos de problemas respiratorios y digestivos, el tratamiento se orienta principalmente hacia la movilidad de la caja torácica y de los diafragmas torácico y pélvico.

Por otra parte, hacia el año 1900, Sutherland hizo un valioso aporte a esta disciplina: el concepto de movimiento craneal. Observando los huesos del cráneo se dio cuenta de que no están soldados, contrariamente a lo que se le había enseñado (y que aun se enseña).

Sutherland hizo hincapié en las superficies articulares, que se corresponden una con otra con dibujos que encajan recíprocamente para permitir un leve deslizamiento, según una orientación mecánica lógica.

Más adelante percibió y describió el movimiento craneal y su correspondencia en el sacro. Llamó a este latido, mecanismo respiratorio primario. Ese movimiento craneal viene del movimiento innato del cerebro (que late como el corazón pero con un ritmo distinto). El conjunto de los huesos del cráneo y de la cara participa en ese movimiento de dos tiempos: flexión y extensión.

Las membranas craneales y el líquido cefalorraquídeo son los actores propagadores de este movimiento, favoreciendo la circulación arterial, el drenaje venoso y múltiples intercambios. El movimiento craneal, el movimiento del Mecanismo Respiratorio Primario, se lee en todo el cuerpo, pues las fascias del cuerpo entero son la continuidad de las meninges craneales. Se lee en el sacro, sobre la pierna, el brazo, el pecho, etc. Cualquier desequilibrio o bloqueo de este movimiento puede repercutir en el resto del cuerpo, directamente por las fascias e indirectamente por las compensaciones que toda la estructura organiza en el afán de vivir erguido. Still decía: "Las estructuras en armonía permiten una buena inervación y una buena circulación. Un trastorno entrena disfunciones".

Así, podemos comprender por qué una lesión del sacro puede provocar una ciática o una depresión nerviosa, igual que una lesión del cráneo.



RECUPERAR LA ARMONÍA


La lesión osteopática incluye toda modificación anormal de las posiciones y movimientos de estructuras. Es una lesión en el sentido de desequilibrio, desarmonía, disfunción de articulaciones, huesos, músculos, fascias y órganos.

Se presenta en tanto los elementos estructurales comienzan a moverse en una forma levemente anormal sin que aparezca, en el principio, alteración de los tejidos. Los huesos, no están fracturados, las articulaciones no están dislocadas ni arrancadas, los músculos no tienen rotura, los tejidos blandos no tienen heridas, pero ya hay lesión osteopática. Más adelante aparecerán alteraciones de los tejidos si no se corrige a tiempo.

Podemos decir que la lesión osteopática afecta siempre al movimiento antes de doler, de molestar los órganos, o de desarrollarse en otras zonas, de multiplicarse en número y en superficie y de atacar todas (o muchas) áreas. Se encuentra en todos los sistemas de la vida.

Por las vías de comunicación (sobre todo la sangre y los nervios) la lesión pasa de las estructuras a las funciones tan fácilmente como puede pasar de las funciones a las estructuras.

Fijada en sus nudos estructurales va a aplastar los vasos vecinos, pinzar los nervios, ahogar los tejidos, con estas consecuencias: los vasos tienen dificultad para asegurar la circulación sanguínea, los nervios exageran sus órdenes, se equivocan en sus mensajes o fallan.

A la larga, los órganos están involucrados en la lesión por alteración de los vasos nutritivos y de las vinculaciones nerviosas.

El caso más frecuente es el de las lesiones vertebrales. Muy discretas durante mucho tiempo, preparan secretamente enfermedades crónicas de origen "misterioso". A menudo dos facetas vertebrales cumplen mal su recorrido. La comprensión es muy leve. No hay ningún dolor ciático u otro como para señalarla, ni mareo que se puede interrumpir con descanso. La lesión vertebral comprime muy suave y constantemente un nervio o un ganglio simpático, o ambos. El proceso de ahogo se hace despacio. Progresivamente, el nervio queda privado de su circulación propia, el aporte de sangre se restringe, la nutrición celular se detiene, los capilares venosos y linfáticos también comprimidos no drenan más los desechos, y sabemos que una célula mal drenada se cansa. Otra consecuencia del mal drenaje: éstasis y edemas hacen hincharse al nervio que, por consecuencia, está aún más comprimido en su orificio vertebral.

La función del nervio alterada, instala: un trastorno duradero y ya tenemos el mal crónico: dolores continuos sin causa aparente (cabeza, vientre, etc.) enfermedades viscerales, exceso o falta de secreciones (hormonas, jugos en los órganos digestivos), exceso o falta de contracción de músculos lisos (corazón, intestinos). Es una reacción en cadena que, a la larga, involucra la regulación de todo el organismo y el sistema de defensa. Por su parte, los huesos del cráneo también pueden estar lesionados con las mismas consecuencias circulatorias y nerviosas. Pero, en este caso, se trata de los nervios craneales y el mismo cerebro. Esas lesiones se manifiestan por dolores (neuralgia de¡ trigémino), perturbaciones musculares (parálisis faciales, estrabismo), trastornos crónicos de la cabeza (dolores, sinusitis, problemas de visión y, en el cuerpo, por culpa de un nervio muy importante, el vago o neumogástrico (náuseas, modificaciones del ritmo cardíaco, trastornos de la digestión, etc.). También puede haber trastornos psíquicos y mentales (esto es muy frecuente en los chicos).

El osteópata tiene que recorrer el trayecto inverso o proceso de la enfermedad para encontrar la lesión primitiva y corregirla. También tendrá que devolver el movimiento a las estructuras bloqueadas. Esto se hace con maniobras muy suaves y generalmente sin dolor.

Sus herramientas son sus conocimientos y sus manos, cuya sensibilidad muy entrenada le permite “tener ojos" en la extremidad de los dedos. La corrección está lograda cuando ha vuelto el movimiento propio. Los osteópatas lo llaman “normalización".

Debemos insistir en el hecho de que todo es muy suave y preciso. La normalización no necesita ninguna fuerza, ninguna violencia. Nuestro maestro, el Dr. Denis Brookes, solía decir: "No debes forzar. Nunca serás demasiado suave. Si tienes que forzar en una normalización es que te equivocaste en tu diagnosis?.




PARTO Y ESCOLIOSIS


El parto es una prueba difícil para todas las criaturas. Normalmente los recursos del organismo facilitan la homeostasis de las estructuras. Pero el sufrimiento fetal siempre deja huellas: parto demasiado largo o corto, uso de ventosa o de fórceps, maniobras violentas, cesárea tardía, etc., son causas de sufrimiento fetal. Por las dudas sería conveniente consultar a un osteópata cuando antes, ya que la normalización temprana es muy fácil y permite, casi siempre, la desaparición de los trastornos.

Muy frecuentes, las escoliosis suelen asustar a los padres. Podemos distinguir escoliosis cuyo origen es conocido: congénitas (anomalía de vértebras, por ejemplo asociadas a otras enfermedades o debidas a una parálisis que desequilibra la columna vertebral.

Las demás, de origen desconocido, son llamadas idiopáticas (las más frecuentes) y parten de la cabeza. Se detectan y se curan por el movimiento craneal, el Mecanismo Respiratorio Primario. La lesión craneal se origina siempre en el parto (o por un traumatismo en la edad temprana) y se instala una torsión de la articulación esfeno-basilar. Esta asimetría se transmite por la duramadre y las fascias al conjunto de la columna. Su prevención consiste en la revisión craneal del neonato. La curación es muy factible si se comienza el tratamiento cuando aparecen los síntomas. Como siempre, tanto mejores son los resultados cuanto más temprano se hace el tratamiento. La curación es muy frecuente y siempre, por lo menos, se logra una mejoría.

No pretendemos que la osteopatía pueda curarlo todo. Es una forma de medicina suave, eficaz, sin peligro, cuyos logros y resultados son extraordinarios. Cura muchas veces, y mejora siempre. Muy a menudo actúa en colaboración con otras terapias: alopatía, homeopatía, técnicas mentales, fonoaudilogía, etc. Desde luego, una colaboración con el médico de cabecera o el especialista siempre es fructífera. En muchos casos, el tratamiento osteopático va a permitir una medicación más liviana, más corta y más eficiente.

No existe una terapia universal. La medicina no es una ciencia. Es un arte usando varias ciencias: química, física, cirugía, psicología y osteopatía. Estas ciencias evolucionan constantemente. Esto debe inclinarnos hacia una gran modestia ya no desechar nada sin haber intentado comprenderlo antes.



MUCHO MÁS, QUE LA COLUMNA

El éxito de la osteopatía en el terreno de las lesiones ósteomusculares agudas ha dado lugar a la creencia popular de que este es su único campo de acción. Sin embargo, basta recorrer las variadas y diversas dolencias que pueden tratarse osteopáticamente para percibir que esta es, en realidad, una forma de ayudar a recuperarse a todo el cuerpo en forma natural, sin el auxilio de drogas potencialmente peligrosas.

Dolores de cabeza: Cefaleas, jaquecas (sin causa aparente), neuralgia de Arnold Chiari, neuralgia vascular de la cara, neuralgia del trigémino, cefaleas de origen digestivo, visual, menstrual, etc.

Nariz, garganta, oído: Las rinitis (crónica, alérgica), sinusitis, dolor de garganta, anginas repetitivas, otitis, pérdida del gustó, del olfato, zumbidos de oído, enfermedad de Meniere, disminución de la audición.

Problemas de la vista: Muchos miopías, hipermetropías, estrabismo del niño, diplopía, inflamaciones (conjuntivitis keratitis), hipertensión, glaucoma, moscas, manchas, velos, dolor en los ojos, dolor de cabeza al leer, fatiga de la vista, trastornos de la acomodación.
Síndrome de la articulación temporal mandibular: Dolor y molestia de la articulación y también dolores de cabeza, de nuca y de espalda, insomnio.

Enfermedades infecciosas, virales, alérgicas: La osteopatía interrumpe el ciclo penoso de estas enfermedades repetitivas.

Problemas pulmonares: bronquitis, tos, disnea, asma, enfisema.

Problemas cardio-circulatorios: Palpitaciones, arritmia, bradicardia, taquicardia, angina de pecho, hiper o hipotensión, varices, hemorroides, enfermedad de Reynaud.

Problemas digestivos: Síndrome del vago, nauseas, trastornos de la vesícula biliar, estreñimiento, colitis, diarrea, dolores de estómago, hernia hiatal.

Problemas renales y urinarios: Insuficiencia renal, cistitis, enuresis, incontinencia, dolores al orinar.

Problemas genitales, ginecológicos, sexuales: Amenorrea, dismenorrea (dolores al menstruar), dolores durante las relaciones sexuales, trastornos de la menopausia, prostatismo, algunos casos de impotencia, de frigidez, de esterilidad.

Problemas endocrinos: Insuficiencia de la hipófisis, trastornos de crecimiento, trastornos de tiroides, de corticosuprarrenales, de ovarios.

Trastornos del sistema nervioso: En el niño: Déficit motor y mental. Anomalías del comportamiento y del aprendizaje. El tratamiento debe hacerse cuanto antes (desde los primeros días de vida). Ciertos trastornos motores, anomalías de la estática, del movimiento, de la palabra, del crecimiento, trastornos sensitivos y sensoriales, trastorno de la conciencia, convulsiones, epilepsia (Grand Mal y Petit Mal), síndromes post-conmociónales.

Problemas articulares: Artritis, artrosis, dolor de articulación, dolor de espalda, neuralgia, ciáticas, cruralgias, neuralgias cérvico-braquiales, periartritis , algunas tendinitis, esguinces. Las lesiones osteopáticas favorecen el reuma y viceversa.

Problemas inclasificados: Anemia, celulitis, calambres, depresión nerviosa, enfermedad de Dupuytren, eczema, fatiga, fatiga escolar, hipo, insomnio y trastornos del sueño, espasmofilia, vértigo.